Como aquellas que deambulan por las calles sin rumbo aparente o
conocido, olvidadas, sin poder descansar en paz, quizás porque en los
mejores momentos de su existencia no obraron como debieron obrar, o
quizás no cumplieron su misión en la vida -si es que hay tales
misiones-.
En estas apariciones espectrales pienso cada vez
que encuentro a quien pasó de ser un docente universitario de dos
facultades de Derecho de la ciudad, para convertirse en lo que es hoy,
un desempleado más. Aún recuerdo su expresión cansada por el peso de sus
años, tenía la mirada perdida y estaba completamente inmóvil,
permanecía sentado en aquel sitio de tragos con gran afluencia
estudiantil, indiferente a los comentarios, chistes y las mofas que
hacían de él varios de sus antiguos alumnos, sin embargo a veces salía
de su trance, decía cualquier incoherencia para sí y luego volvía a su
estado, a su mundo.
Me pregunto ¿dónde quedó la energía de
aquel pobre ser?, la misma con que lograba captar la atención de un
curso repleto de alumnos, probablemente se le agotaron todos sus
cartuchos
la vez que intentó entrar a la universidad por la
fuerza al enterarse que habían prohibido a los vigilantes que lo dejaran
ingresar, e impotente le tocó tirarse en la acera del frente como un
vagabundo, ante la mirada lastimosa de algunos transeúntes y las
carcajadas de otros. Ahora suele aparecerse de vez en cuando
aterrorizando a las personas, más por el temor a quedar en iguales
condiciones que él, que por su aspecto fantasmal. Aunque de todas formas
algún día su poca energía se extinguirá en este mundo material y como
suele pasar la gente olvidará quien era, lo que le pasó y a quienes lo
degradaron a una vida desgraciada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario